Demolició Total*
Un fantasma recorre las calles y plazas de Valencia: es el fantasma de la demolición. Las excavadoras están abatiendo la vieja Facultad de Bellas Artes, símbolo de la modernización artística de la ciudad, y donde se alzaba uno de los primeros teatros de Valencia, el que también fuera cine Princesa, ahora solo queda un ruinoso solar, sin más futuro que el de servir de sórdido aparcamiento ilegal. Hasta el presidente Camps ha vuelto a cambiar la normativa sobre Bienes de Interés Cultural (BIC) para que la alcaldesa pueda seguir expoliando y devastando el maltratado barrio del Cabanyal.
Cuando todos los economistas auguran malos tiempos para el urbanismo depredador, y apuestan por modelos de desarrollo sostenible basados en el aprovechamiento de los recursos propios y en la dinamización del patrimonio cultural, nuestra popular administración local asegura que aquí no cabe más cultura que la del ladrillo, ni más recurso propio que el de la excavadora y el martillo pilón.
Ante esta ruinosa situación, algunos agentes culturales de la ciudad hemos optado por agruparnos temporalmente para proponer una serie de nuevos objetivos, asumiendo esta demoledora lógica hasta sus últimas consecuencias:
Objetivo nº 1: Demolición inmediata de los edificios expropiados para la ampliación del IVAM, pero continuando la operación de saneamiento hasta las mismas escalinatas de Guillem de Castro. De este modo, el escándalo mediático global, junto al vacío sentimental generado en esta parte de la ciudad, servirá de atracción turística para los amantes de los grandes eventos sin contenido.
Objetivo nº 2: Expropiación forzosa y demolición controlada de las viviendas construidas sobre las actuales salas de teatro independientes, la mejor forma de mantener la actual oferta cultural sin dejar de cumplir la normativa municipal que equipara los espacios teatrales a las discotecas y clubs de alterne.
Objetivo nº 3: Demolición de todas las protecciones contra el agua en el Palau de les Arts, para facilitar su completa y permanente inundación. De esta forma, anegando completamente el interior del edificio, se podrían ahorrar hasta 23 millones de euros anuales sin menoscabo de su atractivo icónico, la única razón de ser de este descomunal devorador de recursos públicos.
Objetivo nº 4: Prolongación de la Avenida Blasco Ibáñez hacia el Oeste, atravesando los jardines de Viveros en impecable línea recta hasta la avenida del Cid, y de allí a la capital de España; la mejor forma de facilitar el acceso de los madrileños a los grandes acontecimientos culturales del frente marítimo de la ciudad, como el Festival Portes Obertes o la Semana Santa Marinera.
Absurdo todo, ¿verdad? Pues sí. Tan delirante e irracional como la actitud de la administración local y autonómica, cuya única propuesta ante el desmoronamiento de su insostenible modelo de crecimiento, es la de mantener unas políticas que, entre otros tristes logros, han conseguido que seamos la comunidad autónoma menos visitada por motivos culturales, a pesar de ser una de las que más gasta y, con diferencia, la más endeudada porcentualmente. A qué esperan, nos preguntamos, para sentarse a negociar, con las asociaciones profesionales de cada sector, la mejor forma de reorientarlas. ¿A que el absurdo deje de serlo?
*Agrupació Temporal d’Agents Culturals de la Comunitat Valenciana
miércoles, 27 de enero de 2010
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1 comentario:
Además de ampliar Blasco Ibañez hasta la Avenida del Cid, yo exigiría que se le cambiase el nombre, de como estaba previsto... "Paseo Valencia al Mar", a "Paseo Madrid al Mar". Es bastante más lógico. Digo yo, y así no se pierde del todo el sentido común. :-P
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